Aristides Ureña Ramos
EL DIABLO Y MIS
SUEÑOS
DE ARISTIDES UREÑA RAMOS
25 de Junio del 2014
Florencia- Italia
Esta mañanita me encontré por el suelo una
carterita con dentro un rollito bien acomodado de billetes de euros, la tome….
de una vez busque si dentro había un
documento de identificación-- y claro—encontré un carnet de identidad de una
señora.
Fue así que me dirigí al pequeño Súper que
existe en el fondo de mi calle y como suerte del destino, allí vi la señora que
había perdido su cartera, me dirigí a ella y le puse en sus manos su cartera
con su rollito de billetes.
Era la pensión, el dinero de la jubilación de
la anciana señora. Ella con mucho cariño
me abrazo y mirándome a los ojos me dijo lo siguiente:
-“Ruego a Dios, que la recompense con una
buena mujer y que le haga ganar el Primer Premio de la Lotería Nacional”-
La cosa me hizo reír mucho, porque las
palabras que salían de boca de esta anciana señora, eran llenas de sentimientos
y de fuerte ansiedad de agradecimiento, pues siendo yo de índole supersticiosa,
se que los mejores deseos se cumplen, cuando vienen deseados con fuerte
voluntad y esta era una extraña situación donde todos los elementos llevaban a
un posible cumplimento del soñado deseo.
Pues para salir rápidamente de la bochornosa situación,
con rapidez respondí a la anciana señora lo siguiente:
-Salud y tranquilidad las mejores cosas que
uno puede desear, el dinero no es todo en este mundo; la salud y tranquilidad
son valores que nunca debemos renunciar-
Pues, menos mal no estaba haciendo campaña
electoral, ni mucho menos al centro de la tarima de un ilustre teatro
Internacional, porque los allí presente se acercaron a mí, para manifestarme su
solidaridad y complicidad con mi acto civil, coronado con estas frases final
digna de un GOLEADOR en Campeonato mundial. Pues solo me falto el aplauso final
en abierta tarima.
Fue así que me retire lo más rápidamente posible
del Supermercado y me vine camino- poco a poco –hacia mi casa.
(EL MALDITO DIABLO
QUE ESTA DENTRO DE CADA UNO DE NOSOTROS)
Pues el diablo es diablo, no por ser diablo
si no por experto….y comienzo a pensar en la bella situación que me había pasado…en
mi mente como fragmento fotográfico se engrandecía el ROLLITO DE BILLETES y el
cerebro comenzó a pensar: ¿Cuánto dinero había allí, como 1600 euros, que
serian 2.100 balboas?.
¡Chumba!....si la anciana señora estaba bien
vestida y al parecer no necesitaba de ese dinero, y si en vez de llevar ese
dinero a su legitimo propietario, me lo tomaba para mi (¿?).
Bueno, ya había entregado ese dinero….y no podía
regresar hacia atrás, y así continuo meditando, recapacitándome de lo que me había
sucedido…pues el diablito pícaro seguía hablándome en silencio.
Fue así, que de una vez me di la vuelta y comencé
a correr a buscar la anciana señora, yo tenía que encontrarla de una vez y no podía
perder esta oportunidad. Y seguí corriendo lo más rápido que podía en busca de
la jubilada señora.
En mi mente me repetía: que estúpido, que: ¡SALUD Y TRANQUILIDA DEL CARAJO!… la
salud es importante, como también la tranquilidad, pero si la señora me da los números
del Gordito de Panamá yo sería el hombre más dichoso de este mundo y con mis
billetitos en mi bolsillo.
Que sean 10 días de vida, pero vividos como
un Califa Árabe…..que me de esos números del gordito, así voy donde al almacén
de los Spiguel donde Blanca y me compro
esos Chances (Blancas es la única que me los vende NO CASADOS).
Y ya me veo al medio día en Santiago, bajo el
calor de mi casa de zinc con mis 30
pedazos del Gordito….haciéndole envidia a mis hermanos Lily y Axel, para
restregarles en las caras mis chances ganadores y regañarlos por chingueros.
Me construiría una casita con jardines de
Papos, donde estarían tres joyas preciosas y una bella Rosa, llamaría a mi
hermanito doctor Domy Melillo y terminaríamos el edificio para la prevención del
Cáncer de Santiago, le haría una cuenta
a doña Xenia con muchas cifras, le compraría la Chapa de diente a mi amigo
Greco, una guitarra para Edwin Silvera, un violín para José Augusto, un par de
cutarras para Luisito Martínez de Macaracas, un par de pinceles con tres
frascos de resina acrílica para Rodier, una nueva biblia para Sor benedicta
Tita, un altarcito para mi Virgen María de la Catedral de Santiago, un viaje a
la luna para mi hermana Nazaret, un ojo de vidrio para mi amigo Dulce Sueño de
Montijo, un servicio higiénico para la casa de Calobre, un catre de lona dura
para las mujeres de Agua de Tallo, dos micrófonos nuevos para Galo y su “Plato
Cotidiano” de Ondas Centrales.
¡CONCHALES!…cuantas cosas podría hacer con
ese dinero proveniente de la ganancias del GORDITO, una sabanita de treinta
billetes, porque si hay que soñar, pues hay que soñar en grande.
Pues si tengo que vender mi alma al diablo, pues
que sea por una buena causa…..eso me repetía en mi frenético correr, pues seguía
buscando en el horizonte se veía la anciana señora y seguía corriendo,
corriendo, corriendo con todas las fuerzas de mi cuerpo.
Llegue al pequeño supermercado, ya la señora
no estaba allí y seguí corriendo por la primera calle que encontré y vi al
final de la angosta calle la frágil silueta de la jubilada señora, lanzándome con
mucha energía a mi delirante en seguimiento….. Solo Dios sabe cuánto rápido corrí
y corrí.
En mi mente, no había duda….esta era una
buena oportunidad, no era una casualidad, la suerte me había llamado y yo
estaba pronto a recibirla….pero Diablo es Diablo y en su picardía siempre
quedamos atrapados.
No sé cómo fue, que en mis ganas de alcanzar
la anciana señora, para recoger toda la fuerza de mi cuerpo y poner toda mi
potente energía cerré los ojos…. Buscando de alcanzar la máxima potencia…como
cuando niños cerramos los ojos para correr como relámpago en vendaval, pues al
abrir los ojos perdí de vista a la señora…con mucha sorpresa, me pare
inmediatamente y mire para atrás, para ver si la había pasada, pero no había nadie,
ni delante de mí, ni atrás de mí.
Tal vez, seguramente la anciana señora había llegado
a su casa y había entrado dentro de su antiguo portón y en estas antiguas casas
Florentinas, los portones son todos igualitos, del mismo color y del mismo
estilo…pues para mí no había manera de saber donde carajo se había metido la
jubilada señora.
Fue así
que cansado y desilusionado me regrese sin mi dinero, si mis números del
gorditos, sin el rollitos de billetes, con la decepción de haber perdido esa oportunidad
y sin vender mi alma al maldito diablo.
Amen…que Dios me proteja.
Aristides Ureña Ramos
25 de Junio del 2014
Florencia- Italia
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