martes, 26 de julio de 2011

PITO MURGA, "MAMA CHI" por CHAGMARIN - ARISTIDES UREÑA RAMOS


PITO MURGA HABLA SOBRE "MAMA CHI" por FRANCISCO CHAGMARIN
- ARISTIDES UREÑA RAMOS-
MAMA CHI



Y EL ESPÍRITU REVOLUCIONARIO
Y MÍSTICO de PITO MURGAS

CUANDO LA  VOLUNTDA FERREA DE UN PEQUEÑO HOMBRE
HACE GRANDE LA HISTORIA DE UN PUEBLO: PITO MURGA
NUNCA SE DOBLEGO A LA VOLUNTAD DE LOS POTENTES.

-     Por: CHANGMARIN    -
Santiago de Veraguas, 1999
República de Panama


1. PITO MURGAS, LA PERSONA

        Rafael Ángel (Pito) Murgas G., llegó a Santiago, proveniente de Tolé, a finales de los años treinta.  Para entonces era ideológicamente un liberal de tendencias radicales, al nivel de los planteamientos de Acción Comunal.  O sea, del nacionalismo de las vanguardias de las capas medias de la sociedad, asqueadas de los desmanes de la oligarquía vendepatria.
        En Santiago Pito Murgas contrae matrimonio con la joven Celmira Torrazza, perteneciente a una distinguida y laboriosa familia, cuyo padre fue el suizo Carlo Torrazza, pionero del establecimiento de la luz eléctrica en el interior, con una planta que instaló en Santiago,  Numerosa familia tuvo el matrimonio Murgas Torrazza, cuyos hijos, siguiendo las huellas de sus padres han sido ciudadanos que se han destacado en los campos del derecho, el periodismo, la educación, y las luchas revolucionarias.
        Murgas era una personalidad que se definía por un carácter firme, activo, y de mucha creatividad.  Murgas, buen lector, sobresalía del común de las gentes; le importaba mucho la justicia inexistente, desde el punto de vista socio-económico y jurídico en este país, y mostraba un sentido de solidaridad, sobre todo por los indígenas, cuyos problemas conocía, desde su niñez, por haber vivido bajo el predominio de quienes despreciaban y discriminaban a los indios, los que concentraban su riqueza en un puñado de latifundistas circunvecinos de la región en donde Pito nació, con el apoyo de las autoridades locales, a su servicio.
        Nosotros, en el 60, fuimos a realizar un censo de población a la región indígena de Las Palmas en un lugar denominado Alto Galera.  En el poblada de Las Palmas preguntamos a una maestra lo siguiente:- “Maestra, ¿arriba, a donde yo voy a realizar el censo hay mucha gente?- Y ella contestó:- “Gente hay muy poca, pero indios hay una barbaridad”.. Y la maestra tenía un perfecto y hermoso rostro indígena.
        El afán de la justicia social era el rasgo distintivo de la conducta política y mística de nuestro amigo y aliado Rafael Ángel Murgas.
        Hoy en día algunos publicistas de la Mama Chi han querido desarrollar, por su cuenta este movimiento y algunos tratan de explicarlo como un intento de rescatar la identidad de los pueblos, que los conquistadores españoles expoliaron hasta la muerte, y obligaron a trabajar como esclavos, bajo otra religión, y a comportarse dentro de los parámetros de una cultura extraña y una forma de ser de la sociedad.  Y ninguno de los cronistas y apologistas de la mama Chi ha hecho justa referencia a Rafael Ángel Murgas y la parte que él le corresponde en la concretización de ese movimiento.
        En el presente opúsculo: HISTORIA DE LA MAMA CHI Y OTROS RELATOS, el propio Pito Murgas fija los antecedentes del movimiento surgido en 1962 en la región, anteriormente denominada guaymí, y que ahora, por exigencia de los propios indígenas se llama nobe, comúnmente y tratando de fijar el sonido exacto de la lengua nobere, se escribe ngobe) nosotros lo escribimos: nobe, porque en el idioma español no existe este signo; “ng”, ni tampoco en nuestro panameñismos.
        Pero resulta no sólo científico dentro de la metodología de escribir las historias, partir objetivamente de los antecedentes de cualquier fenómeno, sino en este caso, ético, el reconocimiento a Pito Murgas, como uno de los principales iniciadores y propulsores de la corriente socio-religiosa conocida como Mama Chi.

2. MURGAS, EL REVOLUCIONARIO

        Se conoce que a Santiago de Veraguas y especialmente por las luchas campesinas y estudiantiles, se le conocía como, el “bastión o foco rojo” del interior de la república.  Era muy cierto que los comunistas veraguenses habían extendido su labor en algunos distritos de las provincias, y entre estos aspectos, la prensa chica había proliferado, incluso en los caseríos, muchos de los cuales estaban encercados por viejos y extensos latifundios.  En el Sur de Soná, un terrateniente tenía 16,000 hectáreas.  En Mariato, la Panamá Boston Coconut, era propietaria de 300,000 hectáreas; los herederos de Julio J. Fábrega, cuyo nombre lleva hoy la Biblioteca de Santiago, tenía un latifundio que ocupaba casi a diez comunidades, entre ellas, La Mata, Los Boquerones, Cangrejal, Pueblo Nuevo, Potrero Abajo, Potrero Arriba, Ciriaca, etc... con 300 hectáreas. Al norte de Santiago existían 15000 hectáreas, dejadas por alguna familia Fábrega, finca que abarca parte del Anón y del Espino, y que el movimiento revolucionario, antes del 1951, bajo el liderato de Miguel González, fundador de la primera cédula comunista en Veraguas, había denominado la “tierra de los Muertos”... Era conocida la lucha de campesinos de Pedernal y otros caseríos contra el terrateniente Marcos Robles.  Y en la parte indígena de Las Palmas, media docena de terratenientes, despojaban a los moradores indígenas.  En esta lucha un policía en el poblado de Las Palmas, mató al indígena Elías Clara, uno de los mártires en las batallas de los indígenas panameños, por la comarca autónoma, y por sus tierras.
        En Veraguas, esa era la herencia dejada por la Colonia española y nuestra adhesión a la Gran Colombia.  Para esos días y según la investigadora y poeta Ofelia Hooper, la renta anual de este campesino era de 48.00 dólares al año.
        Frente a esta realidad Pito Murgas se afilió a la causa revolucionaria tendiente a liberar al campesinado y a los indígenas de esos yugos. O sea, pese a todo, él decidió tomar el camino de la revolución y no del instrumento de los expoliadores.  Tal objetivo perecía enmarcarse en la poética de Martí cuando cantaba: “Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar.”

La Junta Campesina.

        Para aquellos días, el Partido del Pueblo, el Regional de Veraguas, que nosotros dirigíamos había adoptado el plan de crear, en la lucha contra el latifundismo, como formas de organización, las Juntas Campesinas, las que más tarde fueron transformadas en Ligas Campesinas.  Frente al despojo de campesinos que se proponían hacer en el sector de Boquerones y otras comunidades (Este de Santiago), de las 3000 hectáreas de los herederos de Julio J. Fábrega, se hizo en Boquerones la primera reunión de casi 100 campesinos y se inició, en ese lugar la Junta Campesina correspondiente.  Para tal objetivo, el Gobernador Pito Murgas, invitado por nosotros para que conociera el asunto, en el auto de la gobernación, nos condujo a aquel lugar, y expresó su decisión de apoyar a los miles de campesinos contra el desalojo.  Dijo que lo hacía como ciudadano y también como gobernador.

Barriada La Estrella. La entrega de 100 lotes en Santiago.

        En la ciudad de Santiago, lindante con la Barriada de El Coco (hoy, Don Bosco) había una comunidad de moradores a quien el latifundista y casero Benítes, cobraba rentas.  Eran siete hectáreas que una vieja escritura titulaba como LA HILDA, el nombre de la esposa del casero.  El Partido del Pueblo organizó un Comité de Defensa de esas tierras y de aquellas casas y luego de diversas manifestaciones y denuncias descubrimos que tales 7 hectáreas habían sido vendidas, hacía mucho tiempo por el señor Benítes al Estado y el terrateniente, sin embargo, cobrara arriendos a los que entonces ocupaban esos terrenos, que colindan hoy con la carretera interamericana.
        Murgas también nos acompañó en esta gesta y cuando nuestra denuncia al Procurador general de la Nación, tuvo efecto, el propio Gobernador Murgas extendió un escrito provisional, a cada morador, de esa barriada, con su firma y el sello oficial de la gobernación, pero también a otras personas de Santiago, y esa vez se entregó 100 lotes, sobre aquellas 7 hectáreas.  pero ¿ qué hizo Pito Murgas con el genio de su gran creatividad?... Decidió que el que esto escribe, como Secretario Político del Comité Regional del Partido del Pueblo, organismo dirigente de aquella acción liberadora frente al usurpador de esas tierras, firmara, al lado del Gobernador, aquellos certificados provisionales.  No era la legalidad de esos lotes, todavía, pero sí el registro histórico de los mismos.  A muchos les hubiera temblado la mano hacerlo, pues como es conocido, el temor al “cuco” del anticomunismo, en unos casos y otros, debido al sectarismo de algunos historiadores y analistas panameños, en sus estudios y obras, pareciera que en Panamá nunca existieron los comunistas, frente a la larga lucha por la soberanía, la tierra, la clase obrera y campesina y la cultura en general. Era, por tanto, un antecedente del poder revolucionario en Panamá, bajo el pleno auge del anticomunismo.
        El Comité de Defensa de aquella barrida se reunió y acordó ponerle el nombre de LA HILDA a dicha barriada. Sin embargo, posteriormente y ya Murgas no era Gobernador, un funcionario anticomunista, al legalizar las parcelas, le dio el nombre de Barriada LA HILDA, en honor de la mujer del terrateniente. Y para vergüenza de los santiagueños, todavía el Consejo de Santiago no ha tomado la iniciativa de cambiar esa decisión descarada que deshonra a los luchadores y al pueblo.

CUANDO EL GOBERNADOR PITO MURGAS ORDENO
ECHAR LAS CERCAS ABAJO

        Cuando todavía era Gobernador, los campesinos de Pedernal y otros caseríos, amenazados por Marcos Robles, de despojarlos de la tierra, se presentaron a la gobernación a denunciar que el terrateniente había echado cercas de alambre, alrededor de las casas y huertas.  Los campesinos adujeron que toda la vida habían vivido allí... Murgas les dijo entonces: “Si la tierra es de ustedes... pues echen las cercas abajo”.  Los campesinos siguieron el consejo del funcionario, y a Murgas lo destituyeron de su cargo.

LA TOMA DE SANTIAGO.  LA ACCIÓN MÁS AVANZADA DE PITO MURGAS

        En junio de 1952, luego de una huelga normalista, que motivó el cierre de dicho plantel, el gobierno decidió trasladar a los estudiantes varones a Chiriquí.  En Veraguas se organizó un Comité para la Defensa de la Normal, en donde estaban representados los más amplios sectores interesados en la integridad de la Normal, la obra más importante de Veraguas, en aquel entonces.  Su presidente fue Rafael Ángel Murgas y el vocero oficial, el periodista y orador Manuel Celestino González, (Gonzalito).
        La huelga se dio, porque el ministro Carles destituyó de su cargo, sin ninguna causa, al Director de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, el profesor Vicente Bayard, al margen de la Ley 47, Orgánica de Educación.  Los dirigentes de la AFEN, en su mayoría eran miembros de la Juventud Popular Revolucionaria, organismo juvenil del Partido del Pueblo, exigieron la restitución del director Vicente Bayard.  Y entonces el gobierno ordenó cerrar la escuela.
        Para apoyar al Comité amplio que se había integrado se acordó la creación de las Milicias Populares, organismo que los obreros bolivianos habían formado para aquellos días, en defensa de sus derechos laborales.  Constituidas las Milicias Populares, se eligió al herrero y hospiciano Justo Palacios como Comandante y a Gerardo González, como asesor.  Inmediatamente, y bajo la condición publicitaria de Milciades Amores y su equipo, que imprimía el periódico EL CHOLO, se empezó a realizar una campaña de información sobre la naturaleza del movimiento y con el respaldo de las Milicias Populares (semi-armadas) y la aquiescencia del propietario de la emisora local, Héctor Santacoloma, se instaló en la sede de la Emisora ONDAS CENTRALES, el Cuartel General de las Milicias Populares.
        Las Milicias Populares, se organizaron como batallones y fueron creados por las calles.  Había batallones especiales, y los correspondientes a mantener el control en la carretera interamericana hacia la capital y hacia Chiriquí.  Incluso había un batallón integrado por mujeres.
        Se acordó un paro general del comercio, que fue total y efectivo.  Luego de una escaramuza, mediante la cual un pelotón de la Policía Nacional intentó tomarse nuestro Cuartel General.  Las Milicias Populares, y el publico que apoyaba el movimiento enfrentaron a los policías.  pero los policías, al fracasar huyeron, perseguidos por los milicianos y el pueblo.  Los jefes del movimiento obligaron a la Policía a no salir del cuartel.  Ya anteriormente se había prohibido el tránsito por la carretera interamericana, y barricadas de Milicianos cumplían la orden de no permitir a nadie a pasar ni hacia Panamá ni hacia Chiriquí, ni a las provincias centrales.  Las más importantes oficinas, como Correos y Telégrafos, habían sido tomadas.
        El movimiento que era de carácter masivo y en el cual no tenían ninguna injerencia, ni los partidos políticos de la oligarquía, o sus jefes, ni los intereses empresariales, de ningún tipo, duró 18 días, tomando en cuenta los días de la huelga normalista y después, la huelga de hambre de los dirigentes de la AFEN (Asociación Federada de la Escuela Normal), que fue aplastada por las bombas lacrimógenas que la policía local, apoyaba por la de Chitré, disparaba dentro de la misma escuela, fue éste el motivo que dio lugar a la formación del Comité y de las Milicias Populares, bajo la decisión de mantener la integridad de la Normal.
        Desde la Emisora, que jugaba el gran papel de agitadora de la causa, Gonzalito lanzaba sus diatribas y los llamamientos a los pueblos en apoyo de la lucha.  En uno de sus discursos en la Placita Pito Murgas hizo un llamado a transformar aquel movimiento en la revolución popular.  Sin embargo, el resto del país no respondía, y sólo se recibió, como solidaridad, un telegrama desde la capital, enviado por Cleto Sousa, dirigente de la FEP.
        No hubo bajas en el enfrentamiento, porque la Policía Nacional, luego de la mencionada escaramuza huyó hacia el cuartel, lo que para el movimiento esa su rendición y neutralización.  Aquel movimiento fue la histórica toma de Santiago por los revolucionarios y las masas del pueblo.  La acción terminó mediante la mediación del Obispo Clavel, enviado por el gobierno y el acuerdo de que la Normal seguiría para muchachas y muchachos, integramente, y que no se tomarían represarías contra las Milicias ni contra los dirigentes del movimiento.
        Finalmente, Murgas, además de estas acciones políticas como hombre creativo, instauró en Santiago una fábrica de confesiones.  Partió de la camisa tradicional panameña, y le agregó el cuello de la guayabera cubana, y con eso creó la conocida CAMISILLA.  Hoy es producida y exportada, sin que la gente sepa que fue creada en Santiago de Veraguas, por Pito Murgas.


3. MURGAS, EL MÍSTICO

        Pito Murgas no era conocido como hombre religioso.  Personalidades como él, que no acudían a misas y otros oficios de la iglesia, comúnmente eran tildados de masones.  Pero Pito no pertenecía hasta donde sabemos, a la masonería panameña.  Más bien expresaba su condición de libre pensador, como lo fue Justo Arosemena, que al decir de Luis Fábrega, (+) cuando Don Justo acudía a Santiago, con motivo de algún matrimonio o sepelio de su familia, no entraba a la iglesia y mientras duraba la ceremonia, iba de un lado al otro del atrio, o conversaba con algún paisano.
        O quizás Pito se acercaba al deísmo, que admite la existencia de dios, como “razón suprema”; un dios universal, pero no personal, y como causa primera y motor del mundo, y que bajo las monarquías europeas, en cierta forma, esta corriente filosófica, tendía a amparar a destacados materialistas de la llamada ilustración.
        Murgas en nuestras conversaciones, de vez en cuando, hacía referencia de Voltaire.  Este filósofo francés (1694 - 1778) era deísta.
        ¿Por qué Pito Murgas termina su vida de revolucionario, con su pensamiento ligado al criterio de que Panamá, y especialmente la Comarca del Tabasará (incluía a los indígenas de Chiriquí y Veraguas) era la tierra de la divina providencia, parecida al concepto bíblico, de que aquella parte, en este caso, de la sierra panameña... “manaba leche y miel”, y que de allí tenía que partir la generación de todos los daños y las injusticias del mundo?  Esto lo expresaba en los días del surgimiento de Mama Chi, en nuestras conversaciones santiagueñas y lo exponía públicamente.
        Por respeto a su persona, a su amistad y a la condición de viejo aliado en las luchas revolucionarias nunca le pregunté las razones del cambio; de aquel salto de ente revolucionario concreto, a pintoresco místico.
        Nuestra opinión es la siguiente.  Creemos que esto sucedió en lo fundamental, debido al dualismo de su vida, por las contradicciones entre su práctica lindante con la filosófica materialista y su pensamiento matizado de idealismo.
        A nuestro juicio Pito no cambió, en lo fundamental, su contenido político, sino la forma para tratar de conseguir sus objetivos de justicia y equidad sociales.  Por sus acciones, antes citadas, enmarcadas dentro de un alto sentido de solidaridad humana, a favor de los pobres, fue despedido, discriminado, y aún su fábrica de camisillas, llevada a la quiebra.
        Un examen crítico de la situación, de acuerdo a su modo de pensar, lo habría conducido al cambio.  Me decía por ejemplo, que Lenin, en su libro sobre el renegado Kautsky, en el análisis de su obra, El Estado y la Revolución, le parecía demasiado cerrado y estrecho.  Para aquellos días  Panamá pasaba por la tiranía de Remón Cantera y el comienzo del macartismo.  El profesor Daniel J. Crespo, fue el Diputado escogido por Remón para que presentara el proyecto de ley anticomunista, aprobado por esa asamblea, que prácticamente quitaba a los comunistas su condición de ciudadanos panameños.  Ley que entonces se aplicaba además a personas progresistas y patriotas.  Por haber asistido a China Popular, en 1952, a participar en la Conferencia de la Paz de los Pueblos de Asia y del Pacífico, a los delegados panameños: Dr. Carlos de Bello Pedreschi (+), el profesor Cleto Manuel Sousa (+) y al que esto escribe, Remón nos envió a la Cárcel Modelo con mil días de arresto (2 años y 9 meses).  Recordamos que uno de los pocos que protestaron, directamente ante el Coronel Remón, fue el amigo Pito Murgas, mediante un telegrama.  Se sabe que Remón fue un perseguidor, que actuó para liquidar sindicatos obreros, asociaciones estudiantiles y a personalidades de la izquierda panameña.  A los profesores César de León lo expulsaron de la Universidad de Panamá, por realizar una charla sobre materialismo dialéctico; al ingeniero Hugo Víctor (+) lo expulsaron del Instituto Nacional, como el maestro y poeta santiagüeño Nicolás de J. Caballero, y a la maestra Eneida Romero, compañera del que esto escribe.
        Tal vez esta situación de oscuridad política y de represión influyeron en el ánimo de Pito Murgas, (como en Manuel Celestino González, su compañero de lucha, quien terminó suicidándose en aquellos días) Murgas pudo reflexionar en el sentido de que debía buscar otros caminos o acudir a una equidad, y un mundo humano y solidario. 

APARECE LA MAMA CHI

        Entonces Pito regresa a sus raíces y empieza otra fase de su vida.  Afirma en este trabajo que: “El día 22 de septiembre de 1962, una india de ese lugar, Delia Bejerano de Atencio, proclamó un nuevo orden para la Tribu Guaymí.
        El lugar, Río Balsa, en la serranía, oriente de Chiriquí, dentro de los límites de la Comarca Nobe-Buglé.
        Murgas apunta que “En la tradición religiosa guaymí no se encuentra nada que hable sobre adoración a los astros.  El principio básico de la fe está en ‘La Madre y el Padre’ que está en el cielo”.
        Ahora bien ¿De qué tradición religiosa se habla? ¿la heredada de las edades precolombinas? ¿o de la tradición forjada a partir de la brutal conquista española, que bajo el pánico de la espada y la cruz dominó a los nativos? En el trabajo de Pito, que comentamos, aparece implícitamente que se trata de la tradición forjada a partir de la obligación impuesta por los reyes y los obispos de la conversión de los “salvajes” a la religión de los reyes católicos.  (Así, de “salvajes” es como titula a los nativos, Octavio Méndez Pereira, en su obra: “Vasco Nuñez de Balboa”.)  Y para los indígenas en esa hora, y en la práctica la cuestión se traducía, en “catolicismo o muerte”.
        Murgas, en su escrito, a menudo cita a “Dios”, pero no lo identifica... ¿cuál dios?  No obstante señala a la Madre, en este caso la Virgen.  Más él no particulariza que se trata de la Virgen María, pero sí la madre del “Dios” citado.
        Según Delia Bejerano, aquel día de septiembre, bajaron “en un aparato que parecía una motocicleta” un hombre y una mujer y el hombre le dijo a ella: “-esta es la madre, yo soy el padre, estamos en el cielo”.  Pero luego el hombre se identifica como el “Dios” y se queja:- “Yo hice el cielo y la tierra y no tengo a donde instaurar mi reino aquí en la tierra”... El hombre, o sea “Dios” dice que ella, la “Madre” ha venido muchas veces a la tierra a pedirle a la gente que siga el camino de Dios, para la salvación del mundo”.  En este ensayo, ni Murgas ni Delia Bejerano citan a Cristo.
        La madre, o sea la Virgen comenzó a hacer sus apariciones en la sierra, desde 1957, según el documento de Murgas, basado en el testimonio de un civil o suliá (no indígena)  que vivía dentro de la comunidad guaymí.  Le dijo el suliá: “Yo tengo cincuenta años de vivir en la serranía y jamás oí hablar de esas cosas a los indios.  Desde 1957 han comenzado con esa bulla de que ven a la Virgen y de que Dios viene a la tierra”...
        Murgas cita a Candelario Sire (+) quien realizó, en una reunión, la traducción del himno enseñado por la MamaChi.
        Candelario era Gobernador de la denominada Comarca Indígena del Tabasará, conocida así, desde los días de Belisario Porras.  Y dice Murgas “Los Zuquias que durante siglos habían dirigido espiritualmente a la tribu, depusieron su jerarquía y proclamaron a Mama Chi como la enviada del cielo”...
        Sire, como viejo Zuquia (sabio) era sabedor de los antiguos secretos de su etnia, de la cosmovisión de su pueblo y de la creación de su mundo.
        Conocimos a Candelario Sire, en las luchas que el Partido del Pueblo realizaba (años del 60) en las regiones de la etnia nobe y la etnia buglé, norte de Veraguas.  Sobre parte de la población indígena de Veraguas Candelario ejercía autoridad, paralelamente y en constantes confrontaciones con el otro gobernador de su época Miquelo Jiménez.  Por la construcción de una escuela en Paredones, (Cañazas) hubo una reyerta entre la gente de los dos gobernadores, las autoridades “civiles” de Veraguas enviaron a la cárcel de Santiago (por 9 meses) al Alcalde Indígena de Paredones a Juan Nepomuceno González, y al dirigente de la región de Guabal y de Río Luis, (Santa Fe) Roberto Cibala López, seguidores de Sire.  Con Sire tuvimos una larga relación, incluso posteriormente nos honró, con el nombramiento como su secretario personal, para las relaciones con el Procurador General de la Nación y con el Vaticano (Pues cada año, Sire enviaba la suma de cinco dólares al Vaticano, como deber tradicional de su administración.)
        Por tanto el Zuquia Sire, como el resto de la comarca, ya no practicaba las creencias religiosas de su etnia, aunque tuviera conocimiento de ellas y le quedaban reminiscencias del pasado.  Y una vez le preguntamos:- ¿Y ustedes tienen sus dioses? Se sonrió, para no dar respuesta franca, pero agregó: “El enemigo es un Dios (puede entenderse también el rayo) Si a tu lado cae un rayo es porque mató a tu enemigo.  Si los rayos caen en Peña Blanca, ese año crece mejor el maíz”  Luego le preguntamos: ¿Y qué opina usted de Mama Chi? Y contestó;- “Esas cosas que trajeron otras gentes, de afuera de la comarca.  No de la tradición indígena.  Tiene cosas buenas y cosas malas.  Quieren acabar con las balserías.  Y eso es muy sagrado, porque es lo poco que todavía tenemos de lo que dejaron los nuestros.”
        Otras jóvenes guaymies, a demás de Delia Bejerano, también había recibido los mensajes de la Madre, según los testimonios que recogió Murgas, entre ellas la niña Digna Emérita Sanjur, de El Prado, Veraguas, el día 24 de abril de 1958; Cándida Jiménez, de Potrero Caña, el 6 de febrero de 1959 y las hermanas Rufina y Efigenia Flores, de Tijera, Tolé, el primero de abril de 1962.  Estas niñas eran católicas -dice Murgas- “educadas cristianamente” Salvo una  que era nobe, las otras tres, si bien ya no eran legítimamente  nobes, sí heredaban los rasgos indígenas; (pertenecían por tanto, al estamento social de campesinos, denominados cholos); eran jóvenes de familias asimiladas que no vivían en la comarca, según el escrito de Pito Murgas.
        El 25 de marzo de 1964, este coro de niñas, entonó cantos a la Virgen, y en una gran reunión, las muchachas explicaron los mensajes que habían recibido. Ellas manifestaron ser católicas y que “la Madre que está en el Cielo les dijo que era la Virgen María Santísima, la Madre de Dios”. Aquí, según el trabajo que comentamos, las chicas identificaron a la Madre. En el capítulo de “otros relatos”, del trabajo de Pito Murgas, en la “Proclama del Mayor Torrijos en la Rebelión de Soloy”, según Murgas Omar dijo: Yo recuerdo una vez, hace como diez años, cuando estaba de Jefe de la Guardia en Chiriquí, y se me mandó a combatir...decían, a combatir una insurrección que había en la zona indígena y que jefaturaba Samuel González, un cacique indígena. Y la insurrección consistía en que estos hombres se negaban a respetar el Himno Nacional, se negaban a cantar el himno y estaban cantando otro himno, se negaban a izar la bandera y estaban izando otra bandera y se negaban a hacer caso a las autoridades de Remedios, de Tolé y de San Félix”.
        En la nota titulada: “Patrullaje Místico”, Murgas narra lo siguiente: “Al llegar a Chichica, Omar hizo una visita a una misión religiosa de norteamericanas, con muchos años de prédica evangélica en esa región.  Ellas hablaron de MAMA CHI y el impacto de su prédica en la tribu”.
        Entonces quedan claras dos cuestiones referentes a Mama Chi, que la Madre había empezado a bajar en la sierra y a dar sus mensajes desde 1957.  Que la aparición de esa Madre ante Delia Bejerano, era un momento culminante.  Que por tanto, antes de las primeras relaciones y conocimientos que Murgas había hecho con Delia Bejerano, ya en la comarca había corrientes cristianas, católicas y evangelistas, en actividades de proselitismo, difusión de las doctrinas, y formación de cuadros de cada iglesia o secta.  A partir de 1962 Pito Murgas, al lado de Delia Bejerano, va dándole contenido y forma al movimiento que luego se conoció como Mama Chi.  Delia era la Mama Chiquita; en cierto modo, profeta del “nuevo orden”; la otra, la que bajaba del cielo, era la Madre Grande.  De vez en cuando Murgas traía a la Mama Chi, a Santiago.  En una de esas visitas la conocimos, y la descripción que Pito hace de ella, nos parece real... Mama Chí... ¿por qué ese título? Los Incas en el Perú rendían culto a la Mama Ocllo (hija del sol y de la luna).  ¿Tendrá alguna relación?  ¿Sería un intento de trasladar el sentido de Mama Ocllo a la Mama Chi?

EL PULSO DE LA SITUACIÓN EN LATINOAMÉRICA Y PANAMÁ

        Para aquella década del 50 y a comienzos del 60 en Latinoamérica y la sociedad Panameña ocurrieron acciones trascendentes.  La más importante en  nuestro continente fue la revolución cubana.  Incluso los agentes del anticomunismo, cuando orientaban a la fuerza pública a que fuera a la sierra a reprimir a los indígenas, decían que seguramente la “motocicleta, o bicicleta con alas” en la que según Delia Bejerano había bajado el Padre y la Madre del cielo, (y lo recoge Pito en su trabajo), aquel aterrizaje “sirvió de asidero a la versión de aviones de Fidel Castro”... La inteligencia norteamericana, a raíz de la revolución cubana, se activó a lo largo del continente y especialmente en las zonas campesinas e indígenas, para prevenirse de otra revolución guerrillera.
        Al Alcalde de Paredones, Juan Nepomuceno González, quien luego de su presidio de nueve meses se afilió al Partido del Pueblo, y posteriormente fue enviado en una delegación de trabajadores panameños a Cuba, a su regreso, fue acusado por los latifundistas y autoridades locales de “hacer estallar bombas en la sierra, de las que Fidel Castro le había enseñado a fabricar en Cuba”.  Incluso el agente panameño de la CIA, en ese entonces, Rudi Vallarino, con autoridades locales subieron a la serranía de Cañazas para investigar y seguirle los pasos a nuestro camaradas indígenas.  En los días del proceso revolucionario Torrijos expulsó del país a los agentes de la CIA, Rudi Vallarino y al puertorriqueño Efraín Angueira.
        En la crisis de gobiernos oligárquicos, se dio Mayo del 58, con su secuela de estudiantes y obreros asesinados.  En abril del 59, el levantamiento guerrillero del Tute (en Veraguas).  Allí participó Rodolfo Murgas, hijo de Pito, que integraba el grupo de jóvenes veraguenses.  En 1960 se dio la gran huelga de los trabajadores bananeros, que en el sector pacífico (Chiriquí) dirigió el joven chapeador y comunista Rodolfo Aguilar Delgado, posteriormente, asesinado por la Policía en la cárcel de Puerto Armuelles.  Lo particular de esta gran huelga era que en su mayoría estaba protagonizada por obreros indígenas, provenientes de la Comarca del Tabasará.  Y en 1952, se da en Veraguas la toma de Santiago, que duró 18 días, bajo las Milicias Populares, y el Comité de defensa de la Normal Juan Demóstenes Arosemena, cuyo presidente era Rafael Ángel (Pito) Murgas.  El 9 de enero de 1964, se da la sangrienta agresión yanqui a Panamá, en respuesta al intento de jóvenes estudiantes de izar en la Zona del Canal, la bandera panameña, lo que había sido un acuerdo previo de los gobiernos de Panamá y de EE.UU.  Por tanto el clima era candente y la agresión yanqui le daba el tono anti-imperialista.


ENCUENTRO CON LA MAMA CHI

        Murgas, según su historia, se inicia en el movimiento en 1964, cuando sale de la comunidad de Sábalo, en San Lorenzo, hacía Río Balsa, para encontrarse con la Mama Chi, en su casa.
        Murgas describe en esta forma el retrato de Delia Bejerano: “se presentó la “Mama Chi”, acompañada de un séquito numeroso, vestida con una túnica larga, color acua, con adornos amarillos; lucía en su cuello una gran cantidad de collares de chaquiras de múltiples colores.  Tenía un porte atractivo, cabellera larga, ojos expresivos, boca bien formada y dientes blancos y afilados.  Sonreía constantemente y hablaba con suavidad.  Nunca antes había visto una india con tan singular belleza”.
        El día 25 de marzo se realizó una gran reunión en la cual Mama Chi pronunció un discurso, esencialmente expuso que: Dios ha dado grandes señales en la serranía.  La Madre que está en el cielo ha bajado en muchos lugares para anunciar el nacimiento de Dios entre los indios...  Este dios iba a nacer, no era por lo tanto, el dios antiguo, y al parecer tampoco el de los católicos que ya existía desde siempre, a menos que hubieses sido una parábola para significar que ahora el dios Jesucristo aparecía entre nobes y bugléses.


LA REVOLUCIÓN

        Murgas explica el contenido del Mama Chi, a partir de esta experiencia.  Dice:- “Ese año de 1964, fue el año de una gran agitación Mística al rededor de la “Mama Chi”. Los indios encontraron una fuente de agua pura donde apagar su sed de justicia y de infinito.  Decenas de generaciones indígenas marcharon hacia la eternidad con la esperanza que vendría para ellos la redención; La “Mama Chi representaba la esperanza de cuatro siglos, que se había hecho realidad tangible, potente y salvadora;  no tuvo que presionar para que la recibieran, la estaban esperando hacía mucho tiempo; su mensaje era sueño de siglo; llegó como toque de la campana mágica, para despertarlos para decirles que su largo sueño era ya una realidad”...  “Y no estaban solos.  La madre que estaba en el cielo le había puesto una madre en la tierra, modelo de belleza, que tenía todas las virtudes, las gracias y atractivos de la raza”.  Según Murgas no era tan solo para alcanzar el cielo, sino la esperanza potente y salvadora en la tierra, que por siglos se le había negado a los indígenas.
        Resalta Pito: Una gran revolución se había iniciado.  Una llama mística encendía el alma de los indios.  Ya ahora, ellos no eran tristes desamparados, tenían la llave del porvenir glorioso de la salvación”... Insiste Murgas:- “Esta revolución cambiaba los términos de la convivencia; si Dios se había manifestado en la serranía, los indios eran los primeros en el movimiento social en el mundo.”
        El movimiento se fue extendiendo por diversos caseríos indígenas, tenía sus predicadores, no obstante no constituía la mayoría de la población.  La corriente de Mama Chi era sincrética.  Coincidían en ella tendencias sociales de los indígenas, mezcladas con doctrinas católicas, evangelistas y de las otras iglesias que realizaban activas campañas de proselitismo. Autoridades de la iglesia católica que visitaban la región solían advertir:- “que debían tener muchas prudencias para que la fantasía popular no tejieran leyendas.”
        Era una batalla sorda para ganar a los indígenas.  Murgas de acuerdo de nuestro modo de pensar izo de la base del conocimiento previo que teníamos de su pasado revolucionario, intentaba orientar, lo que en un principio fue la llegada de la Madre en un aparato similar “motocicleta con alas” y las otras apariciones de la Madre y Virgen, según los testimonios, hacia un objetivo de liberación social de los indígenas, y de convertir - utopía - la comarca en el foco de donde había de partir la redención del mundo.  Los terratenientes que habían ocupado las tierras de los indígenas para sus ganaderías y otras actividades odiaban a Mama Chi, porque sus miembros se revelaban partiendo de la mística y del manifiesto de la Madre de la tierra, que tenía arriba de la Madre del cielo.  Los indígenas bajo el mito de la Mama Chi, caracterizaban, sin saberlo tal vez, (pero Pito Murgas, debía comprender) su movimiento con un sentido nacional (la comarca) y clasista,  contra la expoliación de latifundista y sus autoridades civiles, de gobiernos que actuaban, ni más ni menos, que los colonizadores españoles.  A este odio se unía el de los oligarcas que enviaban a los policías a la represión en la sierra, y junto a estos intentos oligárquicos estaba la inquietud de los dueños de la Zona del Canal, que no querían en Panamá otra revolución cubana, y sobre todo por el conocimiento que había tenido de la militancia que los indígenas en la gran huelga bananera del 60.  Para ciertos sectores, formalizar una corriente diversionista en la sierra, a través de Mama Chi, salvaguardaba los interés de la Chiriquí Land Company, y por eso el movimiento aparece, como tal, a dos años de la gran huelga bananera.  Por tanto, Mama Chi, no sólo era una corriente ideológicamente sincrética, sino un fenómeno nuevo en la sierra indígena, y complejo por los distintos intereses socio-económicos y políticos, que implícita, aunque no explícitamente se manifestaba y chocaban entre sí..
        En sus días de mayor vigencia de Mama Chi, Murgas nos entregó una hoja con el decálogo de la Mama Chi. Entre otros espectos aparecía el mensaje de que los indígenas abandonaran los trabajos en haciendas y empresas de los civiles y regresaran a sus tierras y los niños dejaran las escuelas de los civiles  (existía la vieja costumbre feudalizante de ciudadanos civiles, que recibían niños y niñas indígenas con el pretexto de ayudarlos “para que hiciera la escuela”, pero los convertían en reales monstruos cuyos trabajos infantil explotaban en sus casas y haciendas).
        Aquel decálogo, proponía abandonar las costumbres y festejos tradicionales como las balserías, las chicherías, las claridas y otros cultos secretos del pasado lejano, que daban el perfil de su identidad nobe o buglé.  Proponían no realizar más balserías y chicherías, quizás, porque los suliaces comerciantes se aprovechaban para vender aguardiente y toda clase de chuchería a precios elevados.  Pero esto era rechazado por los caciques, quienes insistían que era lo poco que los colonizadores y los nuevos expoliadores no habían podido liquidar.
        Sin embargo, Murgas en este trabajo hace una interpretación muy propia de estos encuentros de miles de indígenas.  Dice Pito:- “Las balserías son fiestas de alegrías, música, cantos, poesía, deportes, competencias de boxeo, risas y amoríos”... En la noche de vela “se produce entonces, el lance espectacular de mujeres y hombres de los dos bandos, ansiosos de conocerse, ataviados con sus mejores galas y encendidos en brillantes mística de cordialidad social; es indescriptible el impacto emocional de mujeres que, por primera ves en su vida reciben el cortejo de varones fascinadas por el embrujo de su belleza, guardada por ellos en el cofre inviolable de rígidas prohibiciones del recato hogareño”.
        No obstante según los mensajes de la Madre, había que liquidar las balserías.  Es muy parecido este aspecto a las orientaciones morales de algunas sectas de origen norteamericano, según las denuncias que se le hacía al movimiento Mama Chi, de que no izaba la bandera panameña, ni cantaban el himno nacional.
        En la obra de Murgas, hay una lista de los mensajes de la Mama Chi. Son 20 puntos, en su mayor parte dedicados al aspecto religioso y de la moral cristiana.
        Vaticina este ideario que: “En el año de 1968 habrá grandes fiestas y alegrías en toda la serranía, porque para esa fecha el misterio de la serranía quedará aclarado para el mundo entero” ... Esto no ocurrió.

MUERTE DE LA MAMA CHI

        Extrañamente, el 14 de septiembre de 1964 murió Delia Bejerano.  No tenemos informes de la naturaleza de su muerte, a tan temprana edad.  En un discurso de Omar Torrijos, en Soloy- dice Pito Murgas en este ensayo que Omar al referirse a la muerte de Mama Chi, dijo:- “Yo recuerdo que ustedes tuvieron una gran dirigente que yo quise conocerla y no puede.  Y no la mató la fiebre; a Mama Chi la mataron las persecuciones de los Alcaldes de Tolé, de Horconcitos y Remedios, y la persecución mata”.  Murgas no da mayor referencia de la muerte, sino que eso se unió a los indígenas en un duelo de 30 días.
        No recordamos si en esa fecha Murgas vivía aún, en Alto De Jesús, hermosa comunidad indígena de Veraguas, distrito de Las Palmas, con su señora esposa Celmira.  Habían ido a vivir entre la indiada para una mayor compenetración con los seres nobes y bugléses.
        Lo cierto es que con el desarrollo, a finales del 60 y comienzos de 70, del proceso revolucionario liderizado por Torrijos, Murgas volvió a Santiago, y de nuevo asumió su papel de trabajador incansable, en la línea de la liberación nacional y social que se había impuesto, sumándose a dicho proceso; entre otras funciones fue miembro de la comisión que proyecto la reforma de la Constitución de 1972. 
        Finalmente, en nuestra opinión, si bien como lo ha descrito el propio Murgas, Mama Chi, tuvo a varios patrocinadores, fue Pito Murgas, el que le dio formal y coherente contenido como movimiento, y de acuerdo a sus objetivos de transformación social de los indígenas, ligándolo a los mensajes celestiales de la Madre o la Virgen.  Se sabe que generalmente, cuando se ahonda las crisis socio-económicas, en nuestros países de mayoría católica, suelen ocurrir las supuestas apariciones de la virgen.  La propia iglesia al respecto a sido muy comedida, como lo señala Pito en su ensayo.
        Y el caso de la bajada  de dos personas, del cielo, en una “motocicleta con alas”, no era obra de Fidel Castro, pues esa motocicleta no era otra cosa que un helicóptero, que bien pudo ser aportado desde los predios zoneitas, por alguna de las sectas que para entonces frecuentaban la región indígena.
        El aporte que contiene el ensayo de Pito Murgas: “Historia de Mama Chi” aclara varios aspectos de este fenómeno indígena panameño.
        Pero cumplimos con nuestro deber al dejar dicho lo que conocí del revolucionario Pito Murgas y de la situación indígena nobe y buglé que en alguna medida nos tocó tratar con nuestros camaradas de aquella hermosa como empobrecida región del país.  Los nombres de Candelario Sire, Juan Nepomuceno González luchadores y Elías Clara, mártir del movimiento indígena panameño, también deben salvarse del ingrato olvido.

CHANGMARÍN
Santiago de Veraguas, 18 de enero de 1999
Año de la TERCERA INDEPENDENCIA.

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