"Pintando como un Ulises".
De Aristides
Ureña Ramos
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Aristides
Ureña Ramos
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En un viaje obligado…porque los hombres para crecer viajan a través de sus interiores dudas, sus oscuras incertezas, sus molinos de vientos, los senderos sin metas.
Los hombres para fortalecerse tienen que doblegarse a su debilidad, reconocer sus fragilidades……en sus viajes el peso de las responsabilidades te hacen doblegarte a tus pasiones, quemar a los aires tus ideas como los sueños…….y usar el respiro corto y parsimoniosamen...te porque somos muchos y muchos no cabemos en este coro de silenciosas soledad.
En tu viaje la sed que no se aplaca, el hambre que no se sosiega, las penosas lagrimas que no te aquietan, son todos ellos alimentos de envolver en envejecidos papeles y colocarlos en tus chacaras de humilde compañía.
Con la esperanza de que mas allá de este tirar, tira, tirar este obeso peso una brillosa acaricia te abrazara y en ese mismo instante llorará junto a ti, porque ella Penélope ya murió mil veces de tu mismo mal…y de tu heridas ya ella cicatrices en su cuerpo llevo deformes soledades.
Quien soy yo Ulises sin el arrullo de tu restaurador llanto, porque solo tú tienes el abrazo, los besos y las lagrimas que curan mi mal.
Quien soy yo Ulises sin el murmullo de tu voz, que quieto dulcemente mi penar.
Quien soy yo Ulises sin el resplandor de las tonadillas golpeador de tu corazón.
Soy Ulises, si tu esencia presente en mi vivera para siempre y mis telas embarradas de tu ternuras viviré, si que viviré para siempre.
Los hombres para fortalecerse tienen que doblegarse a su debilidad, reconocer sus fragilidades……en sus viajes el peso de las responsabilidades te hacen doblegarte a tus pasiones, quemar a los aires tus ideas como los sueños…….y usar el respiro corto y parsimoniosamen...te porque somos muchos y muchos no cabemos en este coro de silenciosas soledad.
En tu viaje la sed que no se aplaca, el hambre que no se sosiega, las penosas lagrimas que no te aquietan, son todos ellos alimentos de envolver en envejecidos papeles y colocarlos en tus chacaras de humilde compañía.
Con la esperanza de que mas allá de este tirar, tira, tirar este obeso peso una brillosa acaricia te abrazara y en ese mismo instante llorará junto a ti, porque ella Penélope ya murió mil veces de tu mismo mal…y de tu heridas ya ella cicatrices en su cuerpo llevo deformes soledades.
Quien soy yo Ulises sin el arrullo de tu restaurador llanto, porque solo tú tienes el abrazo, los besos y las lagrimas que curan mi mal.
Quien soy yo Ulises sin el murmullo de tu voz, que quieto dulcemente mi penar.
Quien soy yo Ulises sin el resplandor de las tonadillas golpeador de tu corazón.
Soy Ulises, si tu esencia presente en mi vivera para siempre y mis telas embarradas de tu ternuras viviré, si que viviré para siempre.
Florencia- Italia Octubre 2014
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