lunes, 28 de marzo de 2016

Olga Sánchez Borbón por ARISTIDES UREÑA RAMOS


Olga Sánchez Borbón
por Arístides Ureña Ramos
 
 

-Vigor y Energía-

Por Aristides Ureña Ramos

     La presencia femenil en la pintura panameña ha tenido grandes personajes, ellas a través de sus obras, han delineado increíbles búsquedas, pero miren que, muchas veces dichos personajes se encuentran lejos de los clamores, de tarimas de fácil suceso, de reconocimientos que tardan en llegar… pues al parecer la condición femenil pareciera ser obstáculo para estos personajes.

Es así que la pintura femenil por nuestros lares, tienden a tocar una vitalidad única, para aquellas individualidades llamadas a quedarse en el albor sublime de la buena pintura panameña.

 Olga mujer de fuerte personalidad artística, ella deja indiscutibles pasaje dentro de su producción, lo notamos en sus dibujos, en ellos encontramos vigor y fuerza en los trazos, sus figuras son delineada a través de enérgicas esbozos, que dan formas a sus originales desnudos. Cada vez que nos encontramos de frente a uno de sus desnudos captamos esa fuerza única de una mujer interiorana (bocatoreña) que bien a dado lustro a nuestra pintura nacional.
 

Todavía convive en mí, la primera vez que vi un trabajo de Manuel E. Amador, era un dibujo…para ese entonces ya conocía los bosquejos de figuras realizada por Olga (la cual tuve la dicha de conocer personalmente en su taller), pues a un primer vistazo sentí que la mano del Maestro, viajaba en comunión con las figuras de Olga, la discípula había bebido del manantial didáctico de Amador, alumna disciplinada en la difícil tarea de aprendizaje, metódica razón que conlleva el trabajo de taller en las bellas artes y que hoy hemos abandonado.

Es en la cifra del trazo que Olga delata su energía, con la fuerza “del distorsionar” en una grafía voluntaria tan acumulada dentro de sí, meticulosa en delatarnos- no acaso- aquellas parte anatómicas que grotescamente ha trasformado,  y que nos invita a observa, para que seamos parte de la visión de su mundo, de la manera de entender sus figuras y su arte.

En sus pinturas, que muchas a veces nacen de una gestualidad profunda, y que se desarrollan a través de la manera impresionista, manchando sus figuras con alargados colores, pinceladas que “atentamente” demarcan los confines de sus objetos y figuras, vienen esfumadas con mezclas de pigmento que nos demuestran la calidad artísticas absorbidas en las academia de enseñamiento europea, y es allí en donde se descubre su otro manantial que alimentó su pincel, el aprendizaje en los talleres de sus maestros españoles.

Los trabajos de Olga son un ejemplo único de la travesía de una exponente de la pintura que contienen una expresión de ese carácter único y especial de una grande maestra del pincel y exponente maravillosa de la pintura panameña.

Olga no muere, permanecerá en la conciencia de la intelectualidad panameña y en el pedestal más alto de nuestra pintura nacional.

Aristides Ureña Ramos

Panamá 27 de Marzo del 2016

 

Biografía de Olga

Olga Sánchez Borbón. (Pintora). Nació en la provincia de Bocas del Toro en 1921. Las primeras lecciones de dibujo las recibió del notable pintor panameño Manuel E. Amador en la ciudad de Panamá. En mayo de 1953 sale de Panamá hacia Londres. Allí permaneció 8 meses durante los cuales visitó museos, lo mismo que en Holanda y Bélgica donde estuvo. En 1954, llega a Barcelona y se matricula como alumna libre, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, donde profesores tan insignes como E. Santasusagna en pintura; G. Muntaner en dibujo de movimiento y Vila Arrufat en grabado, contribuyen con sus enseñanzas a encauzar su actividad artística. Ese mismo año se hace socia del Real Círculo Artístico, en donde estuvo practicando el dibujo hasta su regreso a Panamá en julio de 1973. En 1965 comienza sus estudios libres de cerámica, bajo la dirección de Angelina Alos, figura de gran prestigio en dicho arte en todos los círculos artísticos de España y el extranjero. En el taller de Grupo de Artesanos Ceramistas de Esplugas de Llobregat, en Barcelona, sigue estudios de 1972-73. A principios de 1974, de nuevo en Panamá, entra como profesora de cerámica en el Centro de Arte y Cultura, dependencia del Ministerio de Educación. De su obra se ha dicho que es una pincelada nerviosa, expresiva, impregnada de mucho color delineando la figura humana, específicamente el desnudo femenino, con mucha fuerza llegando a ser grandes masas deformes que ocupan todo el espacio plástico de la obra.

(Tomado de: Expo-Trayectorias: Décadas: 1950-1960-1970-1980, 12 grandes de la Pintura Panameña / Club Unión. -- Panamá: Editorial Litográfica, 1984. -- 47 p.). (Actualizado: 25/04/05)